lunes, 26 de diciembre de 2011

A los 126 años, la mujer más longeva de Cuba desea paz para el 2012


Juana Bautista de la Candelaria Rodríguez, la persona más longeva de Cuba, deseó hoy paz y felicidad para el planeta en el cercano año 2012, y lamentó que los 126 años vividos no le permitan caminar y trabajar. 
Asombrosamente lúcida y enérgica para su edad, la anciana conversó de manera fluida este lunes con el periodista Martin Corona, de la Agencia de Información Nacional (AIN), en la finca Santa Rosa, del barrio de Ceiba Hueca Arriba, municipio de Campechuela, en la oriental provincia de Granma.
Juana nació en ese lugar el dos de febrero de 1885, según aparece registrado en el tomo I, folio 35, del Registro Civil local, donde la asentaron, por declaración de la madre, el día 27 de aquel mes.
Su edad también quedó fundamentada en el estudio biomédico y psicosocial realizado en 2007 por un equipo multidisciplinario del Ministerio de Salud Pública de Cuba y el Centro Iberoamericano de la Tercera Edad.
Candulia, como la llaman familiares y vecinos, pidió "felicidad y tranquilidad para todo el mundo”, y se pronunció contra las guerras y amenazas que caracterizan al planeta, de lo cual, dijo, se entera escuchando la televisión.
Con voz pausada y clara, la super longeva de piel negra lamentó la imposibilidad de ver, pararse, caminar y trabajar.
Calificó al Comandante en Jefe Fidel Castro como el padre de los cubanos; expresó deseos de conocer al presidente venezolano Hugo Chávez, y elogió al boliviano Evo Morales.
La anciana criticó la injusticia cometida contra los cinco cubanos condenados en Estados Unidos por monitorear a grupos terroristas, y se mostró bien informada al respecto.
Recordó que su barrio no tuvo médico, escuela ni fluido eléctrico antes de 1959, pese a lo cual ella aprendió “algo”.

También contó cómo ayudó a combatientes del Ejército Rebelde en 1958, y eso le propició “algunos sustos”, debido a la frecuente presencia de soldados enemigos en la zona.
Candulia agregó que su mamá, Cecilia Rodríguez, murió centenaria, el padre a los 96 años, y el hijo, Eleduvildo Cabrera, vive aún.
Tiene seis nietos, 15 bisnietos y siete tataranietos, y la atienden un geriatra, un médico general integral y una enfermera.


Tomado de la Agencia de Información Nacional



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